La Selección Nacional Sub-20 consiguió el boleto al Mundial de Corea 2017, tras empatar 1 goles por 1 con Panamá en la último duelo de la fase final del Premundial de Concacaf.
A pesar de las múltiples críticas e interrogantes que recibió la tricolor durante todos los juegos, el equipo supo sufrir para alcanzar el objetivo primordial.
Los dirigidos por Marcelo “Popeye” Herrera mostraron un nivel muy bajo en cuanto a la dinámica colectiva, cometieron muchos errores en la toma de decisiones y el rendimiento tampoco fue el ideal para la preparación que se tuvo.
Después de perder con El Salvador y Honduras, triunfar ante Bermuda, Trinidad y Tobago, y empatar ante Panamá, el balance estadístico no es positivo para la escuadra tica y certamen dejó más dudas.
Aunque individualmente se pueden rescatar jugadores como Randall Leal (anotó tres goles), Pablo Arboine, Luis Hernández y Jimmy Marín, en conjunto no hay muchos aciertos, ya que incluso se evidenció la poca creación de juego, dificultad en manejo de balón y nula contundencia contra los rivales más exigentes.
De las más serias deficiencias que a la postre afectó con anotaciones al cuadro tico, fueron las jugadas de táctica fija ya sea por tiro de esquina o tiro libre. En estos casos, la defensa se vio errática en la marca.
Otro factor que acompañó a Costa Rica durante los compromisos fue la rotación de futbolistas, pues prácticamente todos vieron minutos. Sin embargo, el asunto fue modificar tantas piezas de un juego a otro, aunque en parte Herrera se vio obligado por el desgaste físico producto a la cercanía entre cada cotejo.
Ahora, el cuerpo técnico de la escuadra patria tendrá suficiente tiempo para sacar conclusiones y analizar las alternativas existentes de cara a la Copa del Mundo, pues faltan meses para el torneo y días para el sorteo de grupos.
