El último no mexicano en ser Campeón

La gesta en el Olímpico cumple hoy 15 años

Foto: Getty Images

La Copa de Campeones y Subcampeones de la Concacaf, o conocida actualmente como Liga de Campeones de la Concacaf, es un torneo que tiene un dominador total: México.

El país azteca en la actualidad posee 35 celebraciones del certamen sobre 21 del resto de países del área. Algo realmente ridículo para una competición continental. Tanto así que los mexicanos llevan una racha que pinta a interminable de 14 títulos consecutivos.

Esa escandalosa demostración de poder tuvo un inicio en 2006 pero antes, en 2004 y 2005 los dos equipos más ganadores del fútbol de Costa Rica, Liga Deportiva Alajuelense y Deportivo Saprissa, conquistaron la región dejando a los aztecas fuera del baile central. Hoy hablaremos de Saprissa.

El camino a Yokohama

Todo empezó en 2004 cuando en la Final Tica de Concacaf, Alajuelense venció al Saprissa por marcador global de 5-1, pero con la decepción que el Campeonato Mundial de Clubes el cual se había propuesto revivir ese año quedaba pospuesto para el 2005, dejando a los rojinegros sin poder participar del certamen.

Saprissa, quien recibió una de sus peores humillaciones en su historia por parte de su archirrival, logró días después su estrella 23 ante el Herediano, asegurándose un puesto para la Copa Uncaf de ese año, la cual no pudo ganar, pero al menos logró clasificarse a la Copa de Campeones del 2005.

En ese certamen logró despachar del camino al Kansas City Wizards de la MLS y al Monterrey de Nuevo León en una dramática serie para toparse en la Final ante el bicampeón mexicano, Pumas de Hugo Sánchez.

La ida de esa final, siendo éste uno de los mejores partidos del Saprissa a nivel internacional, hizo respetar la “Cueva” al vencer a los universitarios 2-0 para viajar al Estadio Olímpico Universitario para jugar la vuelta por el boleto al Mundial de Japón.

Ronald Gómez, el “verdugo azteca”. El sobrenombre se lo ganó tras eliminar con sus penales al Monterrey en semifinales y poner la cereza en el pastel al anotar el 0-1 a los Pumas de la UNAM. Foto: Getty Images.

El juego

Con el 2-0 a su favor, el Saprissa realizó un juego inteligente. Esperando una oportunidad que Pumas le diera, y en efecto, sucedió. Al minuto 32 en una gran jugada de Rónald Gómez con Alonso Solís, el “10” pasó el balón a Ronald Gómez para que marcara el 0-1 y el 0-3 global que parecía lapidario. Nuevamente “La Bala” destrozó el sueño de un mexicano en esa edición, tal y como hizo con Monterrey.

Luego en el complemento, Saprissa aguardó todo lo que pudo a la UNAM quien encontró en José Francisco Porras en una semi muralla que sacó prácticamente todo, incluso una doble jugada imposible que mandó al córner. Sin duda alguna, se puede decir que esa noche fue la de su consagración como ídolo morado.

Los goles locales llegaron al 65′ por medio del internacional mexicano Joaquín Del Olmo y al 92′ por parte de Leandro Augusto. Insuficientes porque los tres goles morados fueron definitivos para así, tras diez años de su última coronación en Concacaf, el Saprissa se dejara el título que estuvo un año antes a poco de ganarlo.

¿Que siguió?

Como si se tratara de una moneda de cambio, el Saprissa logró con dicho título ir al Mundial de Clubes en Japón para dejarse la tercera casilla venciendo al Sydney FC australiano y al Al-Ittihad árabe y cayendo en una lección de fútbol ante el Liverpool inglés en semifinales.

Tras la conquista del Olímpico Universitario, nunca más, ningún club no mexicano logró colgarse la medalla de Campeón de Concacaf, dejando lo del Saprissa como un hito el cual se le conoce como el último no mexicano en ganar el torneo regional.

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