Foto: Prensa Fedefutbol
En la vida existen cualquier clase de momentos y sensaciones. Unos muy dulces, otros no tanto. En el caso del futbol femenino costarricense, este semestre del 2019 es uno de los momentos más dulces de su historia.
Después de un cierre de torneo local que quedará en la retina y tímpanos de los ticos se vino la cereza en el pastel, ese momento el cual se llama felicidad. Se trata de la designación por parte de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) para Costa Rica y Panamá como sedes en conjunto de próximo Mundial Sub-20 Femenino que arrancará en agosto próximo.
Esa elección de parte del máximo ente del balompié planetario era algo que había casi confirmado el mismo Presidente de la FIFA, Gianni Infantino, el pasado 20 de noviembre, sin embargo, la certeza absoluta de la entrega del Mundial a ambas sedes se dio hasta este viernes.
En conferencia de prensa en el Proyecto Goal realizada al mediodía con la presencia del Presidente de la República, Carlos Alvarado junto con la Primera Dama, Claudia Dobles, el Ministro de Deportes, Hernán Solano, el Presidente de la Fedefutbol, Rodolfo Villalobos, Amelia Valverde coordinadora de Selecciones Femeninas y la futbolista Shirley Cruz se hizo la presentación por medio de un video la designación conjunta de ambos países centroamericanos para la próxima cita femenina Sub-20 en cuestión de ocho meses.
En medio de una emoción desbordante, los integrantes de la mesa coincidieron en que es un momento de alegría como de responsabilidad máximas donde no sólo la Federación ni el Gobierno deben trabajar duro para que el evento sea un éxito, sino de parte del país como tal (prensa, empresa privada y afición) deben poner de su parte para que el Mundial sea digno de recordar dentro y fuera de la cancha.
Villalobos confirmó que habrá un Comité Organizador donde la mayoría del staff serán mujeres, pero no dio declaraciones sobre presupuestos, sedes y otros elementos de logística referentes al certamen.
Un broche de oro
No es la primera vez que nuestro país organice un Mundial de Fútbol, pero las sensaciones que dejó ese certamen del 2014 a este que será en el 2020 son totalmente distintas debido a los acontecimientos recientes que vivió el fútbol femenino de Costa Rica.
El segundo semestre del 2019 sin duda marcó un antes y un después real en el fútbol femenino tico empezando desde los pasados Panamericanos en Lima donde la Selección Femenina puso en alto el nombre del país con la merecida medalla de bronce venciendo a rivales como Paraguay, el local Perú y Panamá, empatando con Argentina y perdiendo in extremis ante Colombia.
El torneo de Clausura de este año conforme pasó el semestre tuvo momentos claves como la firma de Shirley Cruz con Alajuelense siendo el primer contrato profesional del fútbol femenino nacional, el aumento de los aficionados sobre todo en las fases finales y en especial la Gran Final jugada el lunes anterior en Alajuela donde se llegó a las 16901 personas en el Alejandro Morera Soto que fueron testigos de la campeonización de CODEA ante Saprissa.
Ese crecimiento acelerado, y bien merecido, del fútbol femenino se coronó con designación por parte de FIFA de otorgarle a Costa Rica junto con Panamá la sede del próximo Mundial Sub-20 Femenino el cual se llevará a cabo el otro año. Esto por mucho es el broche de oro a un 2019 de mucha satisfacción, orgullo, pero principalmente histórico que, con esfuerzo, sacrificio y mucha dedicación, como mencionó Shirley Cruz en la conferencia de prensa, las futbolistas, dirigentes, cuerpos técnicos dieron por el fútbol femenino en Costa Rica.
Ahora en una carrera contra el tiempo, el fútbol femenino de Costa Rica está ante otro reto, no solo organizacional sino deportivo ya que el doble objetivo de la Federación es, además del éxito en cuanto a la organización del evento, que la Selección Sub-20 haga un gran papel para escribir otra página dorada más en la reciente lista de triunfos del balompié femenino en nuestro país.